sábado, 28 de mayo de 2011

A las mujeres le gustan los árboles

Deje de fijarse en sus alumnos Fátima y Pablo, no son un buen ejemplo para este experimento. Solo tiene que hacer una pequeña encuesta entre las mujeres que tenga a su alrededor. La mayoría le dirá que encuentra más atractivos a los hombres altos, pero, ¿por qué? ¿Acaso son más guapos? Siempre oí que Pau Gasol era feo. ¿Qué les hace tan irresistibles? Una vez más la respuesta puede encontrarse en la evolución y, como no, en la supervivencia. No es solo que la altura esté relacionada con la salud y los «buenos genes», científicos de la Universidad de Utah (EE.UU.) han descubierto que los varones pegan más fuerte cuando se mantienen sobre sus dos piernas que cuando están a cuatro patas y que golpear hacia abajo y no hacia arriba proporciona a los hombres más altos una ventaja en el combate. Esto ya lo podíamos saber, pero con los osos polares. Según los investigadores, esto puede ayudar a entender por qué los simios comenzaron a caminar erguidos y por qué las mujeres prefieren a los tipos que superan, más o menos, el 1,80, precisamente aquellos que tienen una mayor capacidad para pelear por ellas, defender sus recursos y proteger a sus hijos. La investigación aparece publicada online en Public Library of Science (PLoS ONE).
«Los resultados del estudio son consistentes con la hipótesis de que nuestros antepasados adoptaron la postura bípeda para que los machos pudieran ser mejores en pegarse y matarse unos a los otros mientras competían por las hembras», asegura el biólogo David Carrier, responsable del estudio. «De pie sobre dos patas tenían más facilidad para luchar, haciendo los golpes mucho más peligrosos».
La idea de que la violencia nos ayudó a caminar sobre dos patas no es nueva, pero esta investigación la demuestra con ayuda de la Física. Carrier midió la fuerza de los golpes de boxeadores y aficionados a las artes marciales cuando atizaban en cuatro direcciones diferentes: hacia adelante, hacia los lados, arriba y abajo. Un saco de arena equipado con un sensor medía la fuerza de los golpes hacia adelante y hacia los lados. Para los golpes hacia abajo y hacia arriba, los voluntarios golpearon un pesado bloque relleno que se balanceaba arriba y abajo suspendido al final de una palanca. En cualquier caso, los hombres golpeaban lo más fuerte que podían, tanto estando de pie como de rodillas. En todas las ocasiones, los hombres golpearon con más fuerza cuando estaban de pie y el doble de fuerte cuando dirigían sus golpes hacia abajo que hacia arriba.
Es curiosa esta noticia porque demuestra por qué de pequeño le era irresistible a las chicas y ahora ya no tanto, pero realmente me desconciertan las relaciones que hay en la clase, pues ya deja de ser una cuestión de altura. Si quieres causar sensación, tan sólo tienes que ser más alto que un abeto.

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