lunes, 21 de marzo de 2011

¿Qué pasó con baluni?

Aun recuerdo esos días de infancia en los que estabas en una fiesta y querías uno de esos globos que flotaban. Se lo pedías a tu madre una y otra vez hasta que al final te lo intentaba conseguir, pero la convenciste tan tarde que ya no quedaba ni uno. Entonces tras tanto lloro del niño que eres tú, llega tu madre y ve a lo lejos un de esos globos rojos. Coge la cuerda y tira de él, pero al otro lado de la valla hay alguien más tirando del globo. Tras tanto empujón, el globo al final sale volando y tú en lugar de llorar como un mimadok, te preguntas qué ha pasado con el globo. ¿Viajará hasta el espacio? ¿Explotará y al día siguiente caeran los trozos?
¿Y si pudiéramos saber el punto exacto donde el fugitivo globo terminará su viaje?
Precisamente en esa labor ha estado trabajando el alemán Patrick Glaschke, que ha desarrollado un software capaz de simular dónde van a parar los globos que se les escapan a los niños. Por supuesto, su investigación tiene aspiraciones más "serias", como son calcular con la mayor exactitud posible las trayectorias de globos de observación, monitorización de la contaminación, el tráfico, etc.
A partir de los datos meteorológicos de la zona, el programa realiza una estimación de la trayectoria que seguirá el globo. Además, en su estudio experimental ha demostrado que un globo de helio, en condiciones óptimas, puede ascender a más de 10 kilómetros de altura, permanecer en el aire más de 24 horas y recorrer una distancia de hasta 3.000 kilómetros. Razón que me hace pensar que nunca veré ni los trozos de ese globo perdido.
No obstante, por lo general, la vida media de un globo (ya que por lo visto sí que tiene vida) está entre las dos y cinco horas, y en ello influyen de manera decisiva las condiciones meteorológicas y el viento. De modo que pueden hacer que globos que partieron del mismo lugar acaben en lugares muy distantes entre sí.
Pero qué ocurre realmente según asciende? El globo se irá hinchando y o bien se mantiene flotando durante unas horas a pocos kilómetros de altura donde van perdiendo helio y acaba cayendo al suelo o no es capaz de resistir la diferencia de presión entre su interior y la atmósfera, por lo que terminará explotando convertido en una multitud de brillantes tiras.
Gracias al software desarrollado por Glaschke será mucho más fácil saber dónde acaban. No hay que restar méritos al invento, al menos por curioso pero, sinceramente, si a vuestro hijo se le escapa un globo, lo mejor será que optar por comprar otro y que asegures su cuerda , o… podrías hacer como hace la gente que realmente se divierte con los globos: absorber su helio y cantar “I will survive”.

1 comentario:

  1. Igea y Jose, me encanta lo de los peces!! me teneis que enseñar a ponerlos!! vale??

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